A los moteros nos cuesta reconocerlo pero, en días de viento o de frío extremo, ir en moto se hace duro. Así que el secreto para seguir aparentando ser un tipo duro está en calzarse una buena vestidura térmica y dejar que nuestra leyenda se agrande.
Las prendas térmicas para moto son una pequeña bendición que marcas como Dainese, Alpinestars o Oxford confeccionan para que no nos rindamos ante el aire y el frío, pudiendo disfrutar todo el año, sea verano o invierno, de nuestra querida moto.
Existen térmicos en forma de chaquetas, con o sin mangas, y también de camiseta que complementarán tu vestimenta del torso. Y por debajo de la cintura, tenemos pantalones térmicos y calcetines. De los pies a la cabeza, pasando por las manos, bien cubierto. Un momento: ¡la cabeza! Nos faltaba mencionarte los sotocascos. Y si buscas algo más especializado para entrar en circuito, tienes el sotomono, ideal para practicar nuestro deporte favorito.
Si hay un clásico en el mundo de la moto usado como prenda térmica es el cubrecuellos. Dice la leyenda que los pioneros del motociclismo ya los usaban para cubrirse la cara de las numerosas nubes de polvo que se levantaban en los caminos de tierra. Y de ahí que los primeros pilotos de caza lo llevaran, de fina tela de seda para evitar rozaduras en el cuello al girar la cabeza constantemente para no perder el contacto visual con el enemigo. Los actuales cubren las dos funciones y son realmente populares. De hecho, existen marcas especializadas en esta prenda, como Buff. Con ellos hicimos nuestro cubrecuellos Motocard, el más fino del mercado.